TRANSICIONES JUSTAS

Este artículo forma parte de una breve serie en tres reflexiones en las que exploramos qué son las transiciones justas en un mundo con cambios más rápidos y complejos que nunca, en el que las consecuencias de estos pueden crear tanto oportunidades como riesgos.

Estos artículos se han redactado en el marco del proyecto «Acelerar las transiciones justas de las ciudades a través de plataformas nacionales» financiado por Porticus durante los años 2023-2024, en el que colaboraron Atelier itd, Dark Matter Labs, Viable Cities y Climate KIC.

Autoras: Nayla Saniour, Irene Ezquerra, Paula Beltrán de Heredia
Colaboración en redacción: Marcial Silva, María García Rodríguez
Edición: Caren Camiscia

TRANSICIONES JUSTAS

TRANSICIONES JUSTAS

Este artículo forma parte de una breve serie en tres reflexiones en las que exploramos qué son las transiciones justas en un mundo con cambios más rápidos y complejos que nunca, en el que las consecuencias de estos pueden crear tanto oportunidades como riesgos.

Estos artículos se han redactado en el marco del proyecto «Acelerar las transiciones justas de las ciudades a través de plataformas nacionales» financiado por Porticus durante los años 2023-2024, en el que colaboraron Atelier itd, Dark Matter Labs, Viable Cities y Climate KIC.

Autoras: Nayla Saniour, Irene Ezquerra, Paula Beltrán de Heredia
Colaboración en redacción: Marcial Silva, María García Rodríguez
Edición: Caren Camiscia

Este artículo forma parte de una breve serie en tres reflexiones en las que exploramos qué son las transiciones justas en un mundo con cambios más rápidos y complejos que nunca, en el que las consecuencias de estos pueden crear tanto oportunidades como riesgos.

Estos artículos se han redactado en el marco del proyecto «Acelerar las transiciones justas de las ciudades a través de plataformas nacionales» financiado por Porticus durante los años 2023-2024, en el que colaboraron Atelier itd, Dark Matter Labs, Viable Cities y Climate KIC.

Autoras: Nayla Saniour, Irene Ezquerra, Paula Beltrán de Heredia
Colaboración en redacción: Marcial Silva, María García Rodríguez
Edición: Caren Camiscia

Parte 2 de 3

¿SON HOY LAS TRANSICIONES HACIA LA SOSTENIBILIDAD SOCIALMENTE JUSTAS?

Las transiciones se presentan frecuentemente asociadas a la idea de desarrollo, como cambios que permiten el avance de la sociedad en términos económicos, tecnológicos, culturales, etc. Sin embargo, el desarrollo no es un concepto objetivo ni unívoco. Las sociedades avanzan en direcciones diversas, en función de diferentes condiciones, posibilidades y/o niveles de interdependencia.

Ni el desarrollo ni las transiciones son neutras — en cada momento de cambio puede y suele haber tanto “ganadores” como “perdedores”, es decir, las transiciones pueden tener consecuencias positivas y negativas según quien esté afectado por ellas.

Además, frente a las ganancias y las pérdidas no todo el mundo es igual, los puntos de partida son distintos. Esto implica que las desigualdades preexistentes pueden verse exacerbadas por las transiciones, y crearse nuevas.

Las desigualdades son diversas. El “Marco de seguimiento de la desigualdad multidimensional” de la Unión Europea (Comisión Europea, s.f.) pone de manifiesto que las desigualdades en una sociedad no se limitan únicamente a las disparidades económicas, sino que abarcan múltiples dimensiones como el acceso a vivienda adecuada, empleo, educación, y salud, entre otros, subrayando la importancia de abordarlas de manera integral.

¿Qué consecuencias socio-ambientales negativas podría tener una transición como la energética?

Entre las grandes transiciones que experimentan actualmente nuestras sociedades, la transición energética es una de ellas. A menudo se ponen de relieve sus beneficios y las oportunidades que trae aparejadas. Sin embargo, esta transición no es inequívocamente «positiva», independientemente de cómo se lleve a cabo. Es un fenómeno social complejo que también puede tener repercusiones negativas en diferentes colectivos que experimentan otras de sus otras aristas.

  • Pérdida de empleo: Quienes trabajan en las industrias de extracción y distribución de combustibles fósiles (industria minera), centrales termoeléctricas u otras industrias como la de los vehículos de combustión, podrían perder su empleo, y se podrían ver obligadas a recualificarse en otras profesiones de manera acelerada. Los nuevos empleos no se crearían necesariamente en el mismo lugar que los que se perdieron.
  • Desequilibrio territorial: Se podrían abandonar infraestructuras, lo que podría causar el declive económico y social de algunas zonas y regiones, la pérdida de vitalidad, y generar consecuentemente un desequilibrio territorial.
  • Presión económica para pagar los impuestos medioambientales sobre los combustibles fósiles: Las personas que dependen de los combustibles fósiles para su transporte podrían tener dificultades para pagar su precio creciente.
  • Presión económica para adoptar las tecnologías de energías renovables: Los hogares con baja capacidad económica podrían no tener la posibilidad de adoptar nuevas tecnologías como coches eléctricos, electrodomésticos eficientes, o placas solares con sus baterías.
  • Gentrificación: Renovar los edificios para hacerlos más eficientes energéticamente podría incrementar su precio, tanto de venta como de alquiler. Si suben los precios, las familias en régimen de alquiler con baja capacidad económica podrían tener que desplazarse.
  • Uso extensivo de superficies: Los proyectos de energías renovables podrían requerir grandes extensiones de terreno rural y acaparar masivamente tierras, afectando las formas de vida de las comunidades locales.
  • Extracción, contaminación y residuos: Las infraestructuras de energías renovables requieren de extracción de metales para baterías y demás estructuras, destruyendo el entorno directo de las minas y contaminándolo. Estas extracciones tienen lugar en territorios y comunidades que no se suelen beneficiar de estos procesos. Esto podría provocar un desplazamiento forzado de poblaciones en territorios donde se hacen extracciones. Además, las tecnologías e infraestructuras obsoletas generan nuevas formas de residuos contaminantes y peligrosos si no se reciclan y tratan adecuadamente.

¿Por qué las transiciones tienen que ser justas?

Las transiciones se pueden, y se deben, orientar y gestionar para minimizar sus impactos negativos y potenciar las oportunidades que puedan brindar. Creemos que “las transiciones serán justas o no serán”, basándonos en los siguientes argumentos:

  • Tenemos que mitigar los riesgos y disminuir los posibles impactos «negativos» de las transiciones: Las medidas para hacer frente al cambio climático, tanto de mitigación como de adaptación, corren el riesgo de exacerbar las desigualdades existentes y crear otras nuevas, lo que daría lugar a una sociedad menos cohesionada y más propensa a los conflictos. Una transición justa pretende garantizar que se cause el menor daño posible.
  • Tenemos que generar oportunidades y aumentar los impactos «positivos» de las transiciones: Las acciones no sólo deben gestionar y mitigar los riesgos potenciales, sino también aprovechar un cambio necesario para crear oportunidades positivas para la sociedad en su conjunto. Una transición justa pretende mantener y aumentar el bienestar y la cohesión de una sociedad.
  • Tenemos que aumentar la eficacia de las transiciones: Si las medidas para hacer frente al cambio climático no tienen en consideración las desigualdades y los daños existentes y potenciales, podrían enfrentarse a una fuerte resistencia social y no se aplicarán con eficacia, al ritmo necesario, o no se aplicarán en absoluto. Una transición justa pretende aumentar la velocidad y la eficacia de la implementación del proceso de cambio a largo plazo.

Estos argumentos destacan la complementariedad entre el incremento del bienestar y la cohesión social, y la eficacia de las acciones climáticas. Ambas medidas son esenciales para las sociedades: no se puede priorizar una sobre la otra. Aumentar el bienestar no debe ocurrir a expensas de la acción climática, y viceversa.

Parte 2 de 3

Parte 2 de 3

¿SON HOY LAS TRANSICIONES HACIA LA SOSTENIBILIDAD SOCIALMENTE JUSTAS?

¿SON HOY LAS TRANSICIONES HACIA LA SOSTENIBILIDAD SOCIALMENTE JUSTAS?

Las transiciones se presentan frecuentemente asociadas a la idea de desarrollo, como cambios que permiten el avance de la sociedad en términos económicos, tecnológicos, culturales, etc. Sin embargo, el desarrollo no es un concepto objetivo ni unívoco. Las sociedades avanzan en direcciones diversas, en función de diferentes condiciones, posibilidades y/o niveles de interdependencia.

Las transiciones se presentan frecuentemente asociadas a la idea de desarrollo, como cambios que permiten el avance de la sociedad en términos económicos, tecnológicos, culturales, etc. Sin embargo, el desarrollo no es un concepto objetivo ni unívoco. Las sociedades avanzan en direcciones diversas, en función de diferentes condiciones, posibilidades y/o niveles de interdependencia.

Ni el desarrollo ni las transiciones son neutras — en cada momento de cambio puede y suele haber tanto “ganadores” como “perdedores”, es decir, las transiciones pueden tener consecuencias positivas y negativas según quien esté afectado por ellas.

Ni el desarrollo ni las transiciones son neutras — en cada momento de cambio puede y suele haber tanto “ganadores” como “perdedores”, es decir, las transiciones pueden tener consecuencias positivas y negativas según quien esté afectado por ellas.

Además, frente a las ganancias y las pérdidas no todo el mundo es igual, los puntos de partida son distintos. Esto implica que las desigualdades preexistentes pueden verse exacerbadas por las transiciones, y crearse nuevas.

Además, frente a las ganancias y las pérdidas no todo el mundo es igual, los puntos de partida son distintos. Esto implica que las desigualdades preexistentes pueden verse exacerbadas por las transiciones, y crearse nuevas.

Las desigualdades son diversas. El “Marco de seguimiento de la desigualdad multidimensional” de la Unión Europea (Comisión Europea, s.f.) pone de manifiesto que las desigualdades en una sociedad no se limitan únicamente a las disparidades económicas, sino que abarcan múltiples dimensiones como el acceso a vivienda adecuada, empleo, educación, y salud, entre otros, subrayando la importancia de abordarlas de manera integral.

Las desigualdades son diversas. El “Marco de seguimiento de la desigualdad multidimensional” de la Unión Europea (Comisión Europea, s.f.) pone de manifiesto que las desigualdades en una sociedad no se limitan únicamente a las disparidades económicas, sino que abarcan múltiples dimensiones como el acceso a vivienda adecuada, empleo, educación, y salud, entre otros, subrayando la importancia de abordarlas de manera integral.

¿Qué consecuencias socio-ambientales negativas podría tener una transición como la energética?

Entre las grandes transiciones que experimentan actualmente nuestras sociedades, la transición energética es una de ellas. A menudo se ponen de relieve sus beneficios y las oportunidades que trae aparejadas. Sin embargo, esta transición no es inequívocamente «positiva», independientemente de cómo se lleve a cabo. Es un fenómeno social complejo que también puede tener repercusiones negativas en diferentes colectivos que experimentan otras de sus otras aristas.

  • Pérdida de empleo: Quienes trabajan en las industrias de extracción y distribución de combustibles fósiles (industria minera), centrales termoeléctricas u otras industrias como la de los vehículos de combustión, podrían perder su empleo, y se podrían ver obligadas a recualificarse en otras profesiones de manera acelerada. Los nuevos empleos no se crearían necesariamente en el mismo lugar que los que se perdieron.
  • Desequilibrio territorial: Se podrían abandonar infraestructuras, lo que podría causar el declive económico y social de algunas zonas y regiones, la pérdida de vitalidad, y generar consecuentemente un desequilibrio territorial.
  • Presión económica para pagar los impuestos medioambientales sobre los combustibles fósiles: Las personas que dependen de los combustibles fósiles para su transporte podrían tener dificultades para pagar su precio creciente.
  • Presión económica para adoptar las tecnologías de energías renovables: Los hogares con baja capacidad económica podrían no tener la posibilidad de adoptar nuevas tecnologías como coches eléctricos, electrodomésticos eficientes, o placas solares con sus baterías.
  • Gentrificación: Renovar los edificios para hacerlos más eficientes energéticamente podría incrementar su precio, tanto de venta como de alquiler. Si suben los precios, las familias en régimen de alquiler con baja capacidad económica podrían tener que desplazarse.
  • Uso extensivo de superficies: Los proyectos de energías renovables podrían requerir grandes extensiones de terreno rural y acaparar masivamente tierras, afectando las formas de vida de las comunidades locales.
  • Extracción, contaminación y residuos: Las infraestructuras de energías renovables requieren de extracción de metales para baterías y demás estructuras, destruyendo el entorno directo de las minas y contaminándolo. Estas extracciones tienen lugar en territorios y comunidades que no se suelen beneficiar de estos procesos. Esto podría provocar un desplazamiento forzado de poblaciones en territorios donde se hacen extracciones. Además, las tecnologías e infraestructuras obsoletas generan nuevas formas de residuos contaminantes y peligrosos si no se reciclan y tratan adecuadamente.

¿Qué consecuencias socio-ambientales negativas podría tener una transición como la energética?

Entre las grandes transiciones que experimentan actualmente nuestras sociedades, la transición energética es una de ellas. A menudo se ponen de relieve sus beneficios y las oportunidades que trae aparejadas. Sin embargo, esta transición no es inequívocamente «positiva», independientemente de cómo se lleve a cabo. Es un fenómeno social complejo que también puede tener repercusiones negativas en diferentes colectivos que experimentan otras de sus otras aristas.

  • Pérdida de empleo: Quienes trabajan en las industrias de extracción y distribución de combustibles fósiles (industria minera), centrales termoeléctricas u otras industrias como la de los vehículos de combustión, podrían perder su empleo, y se podrían ver obligadas a recualificarse en otras profesiones de manera acelerada. Los nuevos empleos no se crearían necesariamente en el mismo lugar que los que se perdieron.
  • Desequilibrio territorial: Se podrían abandonar infraestructuras, lo que podría causar el declive económico y social de algunas zonas y regiones, la pérdida de vitalidad, y generar consecuentemente un desequilibrio territorial.
  • Presión económica para pagar los impuestos medioambientales sobre los combustibles fósiles: Las personas que dependen de los combustibles fósiles para su transporte podrían tener dificultades para pagar su precio creciente.
  • Presión económica para adoptar las tecnologías de energías renovables: Los hogares con baja capacidad económica podrían no tener la posibilidad de adoptar nuevas tecnologías como coches eléctricos, electrodomésticos eficientes, o placas solares con sus baterías.
  • Gentrificación: Renovar los edificios para hacerlos más eficientes energéticamente podría incrementar su precio, tanto de venta como de alquiler. Si suben los precios, las familias en régimen de alquiler con baja capacidad económica podrían tener que desplazarse.
  • Uso extensivo de superficies: Los proyectos de energías renovables podrían requerir grandes extensiones de terreno rural y acaparar masivamente tierras, afectando las formas de vida de las comunidades locales.
  • Extracción, contaminación y residuos: Las infraestructuras de energías renovables requieren de extracción de metales para baterías y demás estructuras, destruyendo el entorno directo de las minas y contaminándolo. Estas extracciones tienen lugar en territorios y comunidades que no se suelen beneficiar de estos procesos. Esto podría provocar un desplazamiento forzado de poblaciones en territorios donde se hacen extracciones. Además, las tecnologías e infraestructuras obsoletas generan nuevas formas de residuos contaminantes y peligrosos si no se reciclan y tratan adecuadamente.

¿Por qué las transiciones tienen que ser justas?

Las transiciones se pueden, y se deben, orientar y gestionar para minimizar sus impactos negativos y potenciar las oportunidades que puedan brindar. Creemos que “las transiciones serán justas o no serán”, basándonos en los siguientes argumentos:

  • Tenemos que mitigar los riesgos y disminuir los posibles impactos «negativos» de las transiciones: Las medidas para hacer frente al cambio climático, tanto de mitigación como de adaptación, corren el riesgo de exacerbar las desigualdades existentes y crear otras nuevas, lo que daría lugar a una sociedad menos cohesionada y más propensa a los conflictos. Una transición justa pretende garantizar que se cause el menor daño posible.
  • Tenemos que generar oportunidades y aumentar los impactos «positivos» de las transiciones: Las acciones no sólo deben gestionar y mitigar los riesgos potenciales, sino también aprovechar un cambio necesario para crear oportunidades positivas para la sociedad en su conjunto. Una transición justa pretende mantener y aumentar el bienestar y la cohesión de una sociedad.
  • Tenemos que aumentar la eficacia de las transiciones: Si las medidas para hacer frente al cambio climático no tienen en consideración las desigualdades y los daños existentes y potenciales, podrían enfrentarse a una fuerte resistencia social y no se aplicarán con eficacia, al ritmo necesario, o no se aplicarán en absoluto. Una transición justa pretende aumentar la velocidad y la eficacia de la implementación del proceso de cambio a largo plazo.

Estos argumentos destacan la complementariedad entre el incremento del bienestar y la cohesión social, y la eficacia de las acciones climáticas. Ambas medidas son esenciales para las sociedades: no se puede priorizar una sobre la otra. Aumentar el bienestar no debe ocurrir a expensas de la acción climática, y viceversa.

¿Por qué las transiciones tienen que ser justas?

Las transiciones se pueden, y se deben, orientar y gestionar para minimizar sus impactos negativos y potenciar las oportunidades que puedan brindar. Creemos que “las transiciones serán justas o no serán”, basándonos en los siguientes argumentos:

  • Tenemos que mitigar los riesgos y disminuir los posibles impactos «negativos» de las transiciones: Las medidas para hacer frente al cambio climático, tanto de mitigación como de adaptación, corren el riesgo de exacerbar las desigualdades existentes y crear otras nuevas, lo que daría lugar a una sociedad menos cohesionada y más propensa a los conflictos. Una transición justa pretende garantizar que se cause el menor daño posible.
  • Tenemos que generar oportunidades y aumentar los impactos «positivos» de las transiciones: Las acciones no sólo deben gestionar y mitigar los riesgos potenciales, sino también aprovechar un cambio necesario para crear oportunidades positivas para la sociedad en su conjunto. Una transición justa pretende mantener y aumentar el bienestar y la cohesión de una sociedad.
  • Tenemos que aumentar la eficacia de las transiciones: Si las medidas para hacer frente al cambio climático no tienen en consideración las desigualdades y los daños existentes y potenciales, podrían enfrentarse a una fuerte resistencia social y no se aplicarán con eficacia, al ritmo necesario, o no se aplicarán en absoluto. Una transición justa pretende aumentar la velocidad y la eficacia de la implementación del proceso de cambio a largo plazo.

Estos argumentos destacan la complementariedad entre el incremento del bienestar y la cohesión social, y la eficacia de las acciones climáticas. Ambas medidas son esenciales para las sociedades: no se puede priorizar una sobre la otra. Aumentar el bienestar no debe ocurrir a expensas de la acción climática, y viceversa.

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Para leer el artículo anterior: ¿QUÉ SON LAS TRANSICIONES JUSTAS?
Para leer el artículo siguiente: ¿CÓMO PODRÍAN SER MÁS JUSTAS LAS TRANSICIONES?
Si quieres saber más sobre nuestro enfoque y trabajo, nos encontrarás en atelieritd.org

Agradecimientos

Las autoras agradecen a las personas que integran los equipos de Atelier itd, itdUPM, Dark Matter Labs, Viable Cities y Climate KIC que han contribuido a co-crear estas reflexiones en constante evolución. También a Porticus su inestimable apoyo en este viaje exploratorio.

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Agradecimientos

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